Los wayúu: son un pueblo indígena que habita la península de la Guajira, la parte más nororiental de Colombia, limítrofe con Venezuela; esta comunidad de estructura matriarcal se ha adaptado a las inclemencias del clima de un desierto de paisajes alucinantes frente al mar Caribe.

Waleker, la araña, enseñó a tejer a la mujer wayuú. Su tejido descansa en el mito y los ritos de iniciación del encierro adolescente. Recios, creativos, solidarios, hospitalarios, respetuosos de la palabra, los wayúu conservan celosamente sus profundas tradiciones culturales, su apego a la tierra, una lengua propia y comparten en sus ‘rancherías’ un mundo diferente al de los ‘arijunas’ (extranjeros).

 

Expresión cultural específica

El tejido para el pueblo wuayúu es más que una práctica cultural y herencia de sus ancestros, es una forma de concebir y expresar la vida tal como la sienten y la desean. Un arte pensado y gozado. La observación de sus innumerables tejidos les permite leer el espíritu que guía su acción y pensamiento.

Actividad y producción artesanal

Kanas es la máxima expresión del tejido wuayúu, es un arte muy antiguo, probablemente originado en la alta Guajira. Consiste en un tejido de figuras geométricas estilizadas, representando elementos del medio natural que rodean la vida cotidiana del wuayúu.

Entre más complejas las figuras, mayor valor adquiere la pieza. Se teje en telar de horqueta. Cada kanas tiene un nombre y significado.

El chinchorro y la hamaca son los tejidos más representativos de la cultura Wuayúu. Aunque el chinchorro y la hamaca tienen una misma función, a nivel de textiles tienen diferencias marcadas; el primero es elástico y de tejido suelto y el segundo es pesado y compacto, de un tejido paleteado.

Las hamacas y chinchorros se elaboran manualmente; una vez terminado el cuerpo central, la cabuyera, el asa o agarradera, y el fleco se tejen por separado. La cabuyera va atada a la cabecera y el fleco es una franja larga y angosta que cuelga de los orillos laterales del cuerpo del chinchorro.

Shei es una manta funeraria en la que envuelven y entierran a los difuntos; es rectangular y de gran colorido, rica en dibujos de kanas. Liíra es la faja larga y angosta que hace parte del guayuco masculino. Mantalaju es la faja que va sobre el pellón y se ata a la silla de montar y a la cincha.

Atula es una compleja técnica de trenzado de hilos, que demanda mucha destreza y concentración. La mochila, susu o ‘lo que camina con uno’, nunca falta en la indumentaria wayúu; se teje en crochet o ganchillo, con la fibra del maguey y el algodón.

Existen varias clases de mochila: Susuchon, que lleva el nombre colgado de la faja, una a cada lado del guayuco; Susu, la mochila de diario, de tamaño mediano, que el wayúu lleva a todos lados; Ainacajatu, una mochila grande donde la mujer lleva el chinchorro, ropa y lo necesario para los viajes; Kapatera, la mochila grande del hombre, una especie de tubo cilíndrico, con dos bocas y cordones de cierre que se utilizan también de colgaderas.

Kattowi, una mochila de malla muy resistente y de múltiples usos, para transportar ollas y múcuras llenas de agua.

Los hombres wayúu elaboran sombreros de hoja de palma, apropiados para las  jornadas de intenso sol, mantas y guaireñas o alpargatas (el calzado hecho para resistir ingentes jornadas en la arena), entre otros.

El tejido para el pueblo wuayúu es más que una práctica cultural y herencia de sus ancestros, es una forma de concebir y expresar la vida tal como la sienten y la desean. Un arte pensado y gozado. La observación de sus innumerables tejidos les permite leer el espíritu que guía su acción y pensamiento.

Artesanías de Colombia ha apoyado el rescate de técnicas, diseños y productos, que hacen parte vital de un bagaje cultural del cual son muy celosas las autoridades tradicionales.

Hoy se asesora el mejoramiento de la cadena productiva de la tejeduría wayúu, en sus eslabones de proveeduría de hilos de calidad, procesos productivos, diseño de nuevas propuestas con anuencia de sus autoridades y comercialización.